miércoles, 22 de marzo de 2017

Nuestro símbolo: tapones para los oídos



Unos simples tapones de espuma definen con precisión el problema al que nos enfrentamos a diario miles de salmantinos. Rui-dos.

El motivo de elección de este sencillo y pequeño objeto responde a diferentes causas. En numerosas ocasiones los tapones son los únicos elementos que permiten disminuir los ruidos. Solucionando así los menos severos, aunque de nada sirven ante los más estridentes. Sin obviar tampoco su carácter perjudicial para nuestros oídos. Especialmente esto último puesto que, con el tiempo, acaban generando serios trastornos. Además sin haberlo demandado el interesado tiene que asumir su “coste”, tanto de la compra como de los problemas surgidos por su uso diario. Tapones que, en definitiva, son solo parches para ocultar un problema aún sin resolver.

Unos tapones que vienen a resumir, de una manera original y con un toque de ironía, las causas por las que ha emergido la plataforma “Salamanca sin ruidos” en la ciudad.

martes, 14 de marzo de 2017

S.O.S. Vandalismo acústico (carta a la prensa)



Primera aparición pública de la Plataforma en los medios locales de la ciudad: http://salamancartvaldia.es/not/143605/s-o-s-vandalismo-acustico/

150 €, ni uno más ni uno menos, ha sido la multa impuesta a una vecina de Salamanca por «ruidos de golpes y ruido de cama» como así han recogido múltiples medios tanto locales como nacionales. Esta noticia que, de manera individualizada no dejaría de ser anecdótica, ha de ser puesta en relación con otra aparecida a primeros de este mes, también en Salamanca si bien con menor repercusión mediática, que advierte que el ruido es, después de los percances sanitarios, el principal responsable de las incidencias al 112 con un total de 1.893 intervenciones durante el año 2016. Dato que ya en 2005 se repetía de manera similar viniendo a alertar de que un importante engranaje no marcha nada bien en nuestra sociedad haciendo chirriar las bisagras de la convivencia. A su vez hay que sumar otra noticia de esta misma semana que informaba sobre 610 denuncias efectuadas por la Policía Local en materia de ruidos, es decir, esto sumás de 2.500 denuncias solo en 2016. Y si la media de hogar en Salamanca es de 2,21 personas según la estadística de marzo de 2016, el problema del ruido afectó de manera directa como mínimo a 5.531 ciudadanos en sus casas. Cifra nada desdeñable y que se dispararía si todos los afectados llamaran, rompiendo así las estadísticas oficiales. Sin pretender inflar los resultados, es posible que los ruidos en los hogares afecten a entre 10.000 y 15.000 salmantinos. El número de perjudicados y las cifras que se repiten año tras año advierten de la gravedad del conflicto, siendo oportuno traer a colación las palabras de la escritora Elvira Lindo, «siempre tengo la sensación de que en España la contaminación acústica no le importa a casi nadie, o que nadie considera que la tranquilidad sea un derecho».

Las conclusiones que se pueden extraer con todos estos datos son varias, pudiendo destacar que se está vulnerando constantemente el derecho de los salmantinos a descansar, siendo miles los afectados; que se ha generalizado y normalizado una situación insoportable; que existe una constatada indiferencia por parte de la clase política y de la ciudadanía por no corregir estas cifras que se repiten año tras año y que el centro de la ciudad va a ser inhabitable a este ritmo.

Las alternativas, además de la necesaria voluntad política por enmendar esta situación, empiezan por la concienciación y por la cooperación entre los afectados -superando el característico «¿qué hay de lo mío?»-, para a continuación sentarse en una mesa con el resto de agentes implicados en la búsqueda de soluciones a un problema que se ha ido por completo de las manos y que hace tanto ruido, que no permite ninguna clase de diálogo.